El diseñador norteamericano Geoffrey Beene ha sido famoso por sus creaciones sobrias, el uso de telas finas y los cortes clásicos. Givaudan crea para la firma una fragancia distintiva y única, un poema de especias y maderas, como una fusión de acordes chipres y verdes realzada por toques intensos de violeta que evolucionan a una faceta más cálida y amaderada. La nota inicial de galbano y el acorde brillante proveniente del neroli junto con la frescura del limón y la naranja vivifican la fragancia. Corazón generoso de notas florales verdes de rosa, jazmín, ylang-ylang, narciso y mimosa, intensifican la cremosidad aportada por el lirio. En el fondo, la presencia del cedro, vetiver y musgo de roble ensalzan la estructura de la esencia, mientras que los matices especiados de tonca, clavos y canela, emergen con su poder abrumador. El envase, una botella en vidrio gris oscuro de tendencia retro, así como el estuche, elaborado en paño gris, obtuvieron el Oscar de la Academia por su sobriedad y elegancia.
